martes, 12 de noviembre de 2019

El Contrato Social


Luisa Cardozo- 20191260016
Andrea Preciado- 20191260041
El Contrato Social

Tesis: Transformación de la noción de contrato social desde Rousseau a Boaventura de Sousa Santos.
Es importante reconocer que el principio del que parte el contrato social es que todos los hombres funcionan como uno solo, y en este sentido, persiguen un mismo objetivo: la supervivencia y el bienestar común, dicho de este modo “como los hombres no pueden engendrar fuerzas nuevas, sino sólo unir y dirigir aquellas que existen, no han tenido para conservarse otro medio que formar por agregación una suma de fuerzas que pueda superar la resistencia, ponerlas en juego mediante un solo móvil y hacerlas obrar a coro”. De esta forma, el estado funciona y se articula como uno solo, y cualquier vestigio de contradicción solo es un síntoma de corrupción y búsqueda del bienestar personal por sobre el del pueblo. Por lo anterior, cuando se comienza a hablar del contrato social Rousseau pretende cambiar la idea del gobernante que no sirve al pueblo, tal como lo expresa en la siguiente cita “siempre habrá una gran diferencia entre someter a una multitud y regir una sociedad”.
El hombre, al ceder una parte de sus derechos para la conformación de la sociedad civil, comienza a regirse por una serie de leyes que son fundamentadas con el fin de garantizar la supervivencia y comportamiento de los ciudadanos, que se ven reflejadas en la adquisición de costumbres y principios que se interiorizan y conforman la base de la sociedad “El hombre que hasta ahora no había mirado más que a sí mismo, se ve forzado a obrar por otros principios, y a consultar su razón antes de escuchar sus inclinaciones”.

Con base en lo anterior, al  adquirir estos valores sociales, es importante que el estado no olvide el único fin de su existencia que es el bien común de todos sus habitantes, el cual debe ser representado por sus gobernantes, siendo estos voceros y no tiranos guiados por sus intereses individuales que instrumentalizan al pueblo para conseguirlos “si el pueblo promete simplemente obedecer, se disuelve mediante este acto, pierde su cualidad de pueblo; en el instante en que hay un amo, ya no hay soberano, y desde entonces el cuerpo político queda destruido”. Por otra parte, hay que tener en cuenta su premisa, importante a la hora de analizar las decisiones tomadas por un pueblo “cuanto más pequeño es un territorio más fácil es gobernarlo”, entendiendo así que cuanto más grande es la mayoría es más factible que se equivoque. 

En este sentido, el crecimiento monumental de las sociedades a ocasionado que se presenten los fenómenos de polarización y de desigualdad que están marcados con la pérdida de la noción del bien común, factor que incide en la modificación de la noción de lo que se denomina contrato social, citando a Boaventura de Sousa Santos “La crisis de la contractualización moderna se manifiesta en el predominio estructural de los procesos de exclusión sobre los de inclusión” refiriéndose a poblaciones y prácticas que no están contempladas dentro del contrato social y otras que lo están pero en el tránsito de estas modificaciones están siendo excluidas del mismo.  De esta forma bajo la predominancia del principio de exclusión se forman dos fenómenos: precontractualismo y poscontractualismo.

Estos dos fenómenos ocasionan que los mecanismos estructurales del contrato social sufran cambios radicales, permitiendo la aparición de lo que Soussa Santos llama el “fascismo social” que es no es más que el origen de la crisis de este. Un ejemplo de lo anterior es el gran impacto que tiene el sistema económico en la soberanía de un estado, ya que factores como la deuda externa imponen una serie de condiciones que limitan la autonomía del mismo, sumiéndolo en una condición extrema de pobreza y miseria.

Adicional a esto, para Boaventura el modelo de estado debe ser un constante equilibrio para regular el poder privado y el poder público, evitando así la actual descentralización del estado que le permite ignorar sus obligaciones con el pueblo y abrir el paso explotación y opresión que trae como consecuencia el poderío del sector privado, siendo este el resultado de la implantación del neoliberalismo como el modelo económico líder en el mundo. Lo ideal para que un estado funcionara de forma autónoma, soberana y centralizada es permitiendo el constante flujo de puntos de vista que permitan una construcción colectiva que represente a cada ciudadano y a cada sector (público y privado). En este sentido el estado funciona como un mediador, que regula todas estas perspectivas y las incluye dentro de su horizonte e ideales de funcionamiento.

En conclusión, el contrato social en ambas perspectivas actúa como un intermediario que permite el correcto funcionamiento de las relaciones entre el estado y el pueblo, siendo quien designa los deberes de cada una de las partes y sus respectivos derechos. Estos últimos se ven afectados en gran medida por la primacía que le otorga el estado al crecimiento económico por encima del bienestar social, siendo este el origen de la crisis del contrato social. La única forma de superar esta crisis (que por siglos ha sido la desencadenante de guerra, pobreza y miseria) es replanteando las prioridades del contrato social sin perder su centro: el bienestar y la equidad colectiva.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Cuadro Comparativo: Edad Antigua, Edad Media, Ilustracion

Edad Antigua
Edad Media
Ilustración

La Edad Antigua es el período historiográfico que se inicia aproximadamente entre el 4.000 y 3.000 antes de Cristo, con la aparición de la escritura y finaliza con la caída del Imperio Romano de Occidente, en el siglo V después de Cristo. Durante este periodo, en el ámbito político, existieron dos formas de gobierno fundamentales:

      La Ciudad: la Polis griega

La Polis era una pequeña comunidad independiente y con autogobierno, integrada por la ciudad y su territorio. Esta entidad soberana, poseía una economía básica agropecuaria, y su centro cultural y político estaba en la ciudad, la cual tenía un urbanismo y una arquitectura propios.

Política:

La política en la Polis se manejaba a través de tres principales instituciones:

Los magistrados: Eran los que ejercían el poder ejecutivo del gobierno, administrando y dirigiendo la Polis. Esta función no era ejercida a perpetuidad, sino que se asumía durante un año para evitar que se convirtieran en reyes. Sin embargo, estas magistraturas solían estar ocupadas por miembros poderosos y de la aristocracia.
Su nombre varía según la Polis. En Atenas y Beocia se llamaban arcontes, en Esparta éforos y en Mileto pritanos.

Los consejos: Su función era aconsejar a los magistrados en su tarea de gobierno. Dependiendo de la Polis, la función del consejo podía variar. Por lo general nombraban y aconsejaban a los magistrados. También podían hacer funciones judiciales y legislativas. Los consejos recibían distintos nombres: Areópago en Atenas, Gerusía en Esparta, Sinedrión en otras polis.

Las asambleas: Era la institución política en la que reposaba la soberanía del pueblo. Conforme se desarrolló la Polis, la asamblea fue adquiriendo más competencias y acabó ejerciendo un poder legislativo. Las asambleas también recibían un nombre distinto según la Polis: Eklesía en Atenas, Apella en Esparta, Ágora en Delfos y en Tesalia, Heliea en algunas polis del Peloponeso.

Estructura de la Polis:

Casi todas las polis compartían rasgos urbanísticos comunes:

- Acrópolis (o ciudad alta): Fortaleza o ciudadela fortificada que se construía aprovechando alguna elevación del terreno como la cima de una colina y era el lugar donde se resguardaban, en caso de conflicto bélico, todos los miembros de la comunidad (ciudadanos, artesanos, campesinos, mercaderes y esclavos) y donde se construían los edificios políticos, económicos y religiosos de la Polis. Algunas acrópolis se convirtieron en el centro religioso de la ciudad como sucedió en Atenas.

- Ágora o plaza pública: constituía el centro de la Polis en el que se concentraban la actividad comercial (mercado), cultural y pública. Era el lugar donde se reunían los ciudadanos. Solía ubicarse junto al puerto en las ciudades marítimas. El ágora ateniense estaba situada frente a la entrada de la acrópolis.

- Muralla defensiva que rodeaba los principales barrios de la Polis: Cuando el núcleo urbano era pequeño las murallas no eran necesarias porque los habitantes podían resguardarse en la acrópolis, pero conforme la ciudad crecía y se extendía surgía la necesidad de construir murallas. Algunas polis como Esparta nunca tuvieron murallas. En caso de guerra los vencedores solían imponer a los vencidos la demolición de todas las murallas y la prohibición de reconstruirlas.

        El Imperio: Roma

Roma contaba con un sistema político totalmente centralizado, caracterizado por ser absolutista, ya que toda la autoridad y el poder recaía sobre el emperador. Entre las características que se pueden destacar de este sistema de gobierno romano, están las siguientes:

  •      El emperador contaba con toda la autoridad, tanto a nivel ejecutivo, legislativo, militar, judicial y religioso.
  •     El senado actuaba como consejero del emperador, no tenía poder para tomar decisiones.
  •     Las asambleas mucho menos tenían autoridad ni poder, se realizaban a fin de preservar la tradición romana de los antiguos sistemas de gobierno.
  •     El mismo emperador tenía la autoridad de elegir quienes iban a ocupar los distintos puestos del magistrado.


Organización social:

La sociedad romana era muy diversa, y se crearon distinciones de clase que consistían básicamente en los siguientes niveles:

Patricios: Representaban la clase social más importante, la cual gozaba de todos los privilegios en sentido político, fiscal, judicial y cultural. Se les consideraba descendientes de los fundadores romanos, por lo que eran parte de la clase noble de Roma y hasta de Europa. Los patricios formaban parte del senado y contribuyeron al desarrollo del imperio romano de aquella época.

Plebeyos: Los “plebeyos” era el término que se le daba al pueblo en general que no gozaba de todos los beneficios del Estado, pero que luchaba por obtenerlos. Se les separaba de los patricios debido a que no podían demostrar que eran descendientes de los fundadores de Roma, por lo que se creía que no tenían sangre romana como tal.

Libertos: Estos representaban a los esclavos que habían sido liberados por sus dueños, algo que se hacía por distintas razones. En este aspecto, se puede mencionar el caso de muchos gladiadores que fueron liberados por el emperador después de que ganaran batallas importantes en los coliseos romanos.

Esclavos: Los esclavos eran aquellos prisioneros tomados de las guerras ganadas contra los distintos pueblos que dominó el imperio romano. Estos se ponían a la venta en mercados de esclavos, justo como si fueran un producto, donde gente influyente o con riquezas dentro de los plebeyos o patricios los adquirían. Pero cabe destacar que esta esclavitud era sobre todo una clase social, la más baja, de la cual se podía salir pagando por la libertad u obteniéndola por parte de los amos.

Tras la desintegración del Imperio Carolingio, la debilidad de los reyes se hizo evidente. Sus sucesores se vieron obligados a ceder gran parte de su autoridad a los condes y marqueses, para obtener su apoyo. Para asegurarse la lealtad de estos nobles, los monarcas les entregaron tierras: los feudos.

Por otro lado, las invasiones de vikingos, sarracenos y húngaros aumentaron la inseguridad general, lo que obligó a los reyes a encomendar a los nobles la defensa de sus territorios.

La crisis del poder y el clima de inseguridad, sumados a la decadencia del comercio y de la industria, contribuyeron al nacimiento de un nuevo sistema social, económico y político, el feudalismo, y de una institución: la caballería.

El feudalismo fue el sistema de organización política, social y económica preponderante en la Edad Media. Con el feudalismo, se creó un nuevo sistema que permitió el equilibrio y la ayuda mutua entre la realeza y la nobleza, dando lugar a un nuevo reparto de poder y riquezas. El modo en el que lo desarrollaron fue el vasallaje, subordinación de los segundos respecto a los primeros.

En este «pacto» se establecían relaciones mutuas, en las cuales el vasallo recibía una tierra donde habitar, sumado a protección militar. A cambio de esto, el vasallo entraba en una relación de dependencia con el señor feudal, debiendo trabajar la tierra y tomar las armas en defensa de su señor en caso de ser necesario. Además, debía pagar tributo de su cosecha o producción.

Al ser un contrato voluntario, no se trataba de una relación de esclavitud (ya que el señor tiene obligaciones con sus señores), pero tampoco podemos hablar de hombres libres, ya que no podemos decir que las condiciones eran de igual beneficio para ambas partes: Los campesinos que se volvían vasallos no tenían más opción que aceptar, debido a sus condiciones de pobreza.

Las actividades económicas eran bastante restringidas y consistían principalmente en la agricultura. La producción era básicamente artesanal, ya que todavía no existía la industria. Uno de los rangos más distintos de la Edad Media con la Modernidad es la aparición de la industria.

Características del feudalismo:

El feudalismo no evolucionó de igual manera, ni surgió ni terminó al mismo tiempo en Europa Occidental. Sin embargo, este sistema social, económico y político tuvo características similares en todos los países:

·         El poder central desapareció y se fragmentó en los distintos feudos. En ellos, el señor acaparó las funciones propias del Estado, como, por ejemplo, legislar, imponer impuestos y administrar justicia.
  •      Los lazos de dependencia se hicieron personales: desapareció la concepción del hombre ligado a un estado y a unas leyes territoriales y se originó la dependencia de un hombre con respecto al otro.
  •      La tierra adquirió una enorme importancia económica, Por eso, la agricultura fue la base de la economía. La vida rural predominó frente a la urbana.
  •      La economía fue de autoconsumo, pues cada feudo consumía única y exclusivamente lo que producía.
  •      La sociedad, fuertemente jerarquizada, fue dominada por dos grupos sociales privilegiados: la nobleza y el clero.
  •      La Iglesia católica se consolidó como una institución de enorme poder religioso, político y económico.


Por otra parte, durante la Edad Media la Iglesia Católica conquistó y mantuvo un gran poder. Poseían el poder económico, adquirido con grandes donaciones de tierras hechas por los creyentes a cambio de recompensas posibles en el cielo. Se estima que la iglesia católica llegó a controlar un tercio de las tierras de labrantío en Europa occidental. Por lo tanto, era una gran señora feudal en un momento cuando la tierra constituyó la base de la riqueza de la sociedad.

La vida cotidiana estaba impregnada de pequeños rituales católicos, que demostraron el gran poder de la religión. Desastres y epidemias se atribuyen generalmente al diablo y se resolvieron a través de exorcismos, signos de la cruz y otros simbolismos católicos. El poder de la iglesia se distinguió de los demás, ya que además del territorio bajo su jurisdicción política, ella tenía el poder espiritual sobre casi todo el territorio europeo.

La ciencia quedaba limitada al conocimiento religioso. Este dominio, construido durante la Edad Media, debía estar presente en la vida de diferentes estratos sociales. Era la Iglesia que representaba por su función religiosa la seguridad a la población medieval aterrorizada con la muerte, y sobre todo, con lo que pudiera ocurrir después de la muerte. La falta de alimentos de subsistencia, las enfermedades y las condiciones serviles extenuantes eran atenuadas y toleradas por la población por un mensaje religioso. Esa influencia al principio puramente espiritual pasa a extenderse para el ámbito político, en la medida que eran los papas quienes coronaban a los emperadores en las ceremonias de consagración.

Algunos miembros de la Iglesia Católica eran extremadamente importantes para la preservación de la cultura. Los monjes copistas dedicaron su vida enteramente a copiar y guardar el conocimiento de las civilizaciones antiguas, sobre todo, de los sabios griegos a quienes admiraron. Gracias a los monjes, esta valiosa cultura se conserva en la actualidad. La cultura en la Edad Media fue fuertemente influenciada por la religión católica. Las pinturas, esculturas y libros fueron marcados por el tema religioso. Las vidrieras de las iglesias trajeron escenas bíblicas, porque era una forma didáctica y visual para transmitir el evangelio a una población compuesta casi en su totalidad por personas analfabetas.




El ideal de la Ilustración fue la naturaleza a través de la razón. En realidad, no es más que el espíritu del Renacimiento llevado hasta sus últimas consecuencias, en manifiesta oposición con lo sobrenatural y lo tradicional. El Ilustrado llegaba al amor al prójimo partiendo de la razón y no de la Revelación.

La ilustración es la ideología y la cultura elaborada por la burguesía europea en su lucha con el absolutismo y la nobleza. También puede ser definida como la culminación del racionalismo renacentista. Se trata de un fenómeno iniciado en Francia, que se va extendiendo por toda Europa a lo largo del siglo XVII. La Ilustración es la postura crítica que adopta la burguesía frente al orden establecido.

El término burguesía fue empleado en la Edad Media para designar al grupo social compuesto esencialmente por comerciantes, artesanos libres y personas no sometidas a la jurisdicción señorial que vivía en las ciudades. En la actualidad es utilizado coloquialmente para designar a la clase social integrada por quienes disfrutan de una acomodada situación económica.

La burguesía es un sector social nacido del ejercicio del comercio, que tomó su nombre por vivir en las ciudades (burgos). Como grupo comenzó a existir desde fines del medioevo, pero logró su máximo poder luego de que la Revolución Industrial les permitiera acumular considerables sumas de dinero. Fueron los burgueses los que lideraron la Revolución Francesa, y terminaron con el privilegiado y estático Antiguo Régimen.

En el siglo XIX la industrialización y las revoluciones liberales le otorgaron el poder económico y político. Los revolucionarios socialistas y anarquistas consideraban a la burguesía la clase que, frente al proletariado (los obreros), ostentaba la propiedad de los medios de producción (capital dinerario, máquinas, materias primas, las fábricas, inmuebles urbanos, tierras, etc.)

Sin embargo, la burguesía decimonónica como clase social era muy heterogénea y en su seno podían distinguirse los siguientes grupos:

La Alta burguesía:

Situada en la cúspide de la sociedad capitalista. Controlaba las industrias, la banca, el comercio y los altos cargos de la administración del Estado. Se adueñó de muchas tierras procedentes de la Iglesia y la nobleza arruinada, transformándose en terrateniente. Familias de significada relevancia durante el siglo XIX fueron los Rothschild (banqueros y comerciantes), los Krupp (magnates de la siderurgia), los Thyssen o los Péreire.

La burguesía media:

También conocida por "clases medias". Estaba integrada por profesionales de alta cualificación (abogados, ingenieros, intelectuales, profesores universitarios, miembros de profesiones liberales, etc.), comerciantes, agricultores acomodados, etc.

La pequeña burguesía:

Constituida por pequeños comerciantes, artesanos, funcionarios de nivel medio-bajo, empleados diversos. Imitaba las formas de vida de la burguesía alta y media. En realidad, se encontraba a un paso de la proletarización. Buena parte de los problemas que aquejaron a este colectivo coincidían con los de los trabajadores. Junto a ellos intervinieron en protestas, demandas y reivindicaciones comunes, como ocurrió durante la Revolución de 1848.

Será la burguesía la que asuma el protagonismo en este siglo, que se enfrenta al sistema político-social establecido, aspiran a destruir el denominado “Antiguo Régimen” sintetizado en el absolutismo y los privilegios de la nobleza y clero, elabora una cultura nueva: la Ilustración.  

Destruido definitivamente el sistema político del absolutismo monárquico, luego de las oleadas revolucionarias del siglo XIX, esta clase social, ocupó democráticamente en el mundo capitalista, los cargos gubernamentales relevantes, reuniendo el poder político y económico. Opuesto a este enorme poder burgués dado por la propiedad privada de los medios productivos, se alzará la ideología del comunismo, que dividió, especialmente durante la Guerra Fría, al mundo en dos bloques, hasta la caída de la URSS.

En lo concerniente a las relaciones internacionales europeas, apareció un sistema político llamado a tener un gran predicamento: el equilibrio europeo. Esta fórmula, propugnada por Inglaterra, representaba el instrumento político del naciente imperialismo británico. A través de este sistema, Inglaterra lograba eliminar cualquier rival peligroso en el continente, enfrentándolo con otra potencia o con una coalición, mientras que su flota se imponía en el Océano y sus tropas conquistaban la supremacía en el mundo colonial. En este sentido, no hay duda de que el siglo XVIII inició la preponderancia política inglesa, como el siglo XVII había sido de predominio francés y el XVI, de auge español.

Revoluciones Burguesas:

Las revoluciones burguesas fueron movimientos revolucionarios dominados por el sector social de la burguesía, que tuvieron lugar en distintos escenarios desde finales del siglo XVIII y hasta el período de la Primera guerra mundial (1914-1918).

El ejemplo paradigmático es la Revolución Francesa (1789), aunque también ingresan en esta categoría historiográfica la revolución de 1848 en distintas zonas de Europa o los procesos de independencia en las regiones americanas bajo dominio hispano. Algunas corrientes sostienen que su origen puede remontarse al nacimiento de la burguesía europea en el ámbito urbano medieval.

El fin de este período es marcado por los historiadores con la eclosión de la Revolución Rusa en 1917, que a diferencia de las revoluciones burguesas (también llamadas revoluciones liberales) contó con un papel vital del proletariado y el sector obrero. El propósito final de las revoluciones burguesas era acabar con las limitaciones impuestas por el absolutismo monárquico para el desarrollo de la burguesía (clase media acomodada).

Inspirada en las ideas de la Ilustración, la clase burguesa buscaba liberar su fuerza productiva y económica, lograr el ascenso social y alcanzar espacios de poder político.






Fuentes:
Edad antigua

Edad Media

Ilustración

Ficha RAE: Utopía- Tomás Moro

Información General
Título y subtitulo
Utopía
Tipo de documento
Libro
Acceso al documento
Utopía. (s.f). [e-book] Biblioteca Virtual Universal. Recuperado de https://www.biblioteca.org.ar/libros/300883.pdf
Autor(es)
Tomás Moro
Ciudad
Lovaina
Año
1516
Palabras Claves
Soberbia, avaricia, Utopía, colectividad, propiedad, represión, manipulación, pueblo, devoción, privatización, gobernantes
Categoría(s) con la que se relaciona
Abolición de la propiedad privada (causante de las desgracias sociales y de la avaricia del hombre), respeto y devoción por el otro, los hombres tienen el poder de otorgarle un valor a las cosas (suelen ser banales), el único obstáculo entre el hombre y la ciudad utópica es la soberbia.

Resumen
La primera parte del libro gira en torno a una pregunta que se le es planteada a Rafael Hitlodeo: si todos sus viajes le han permitido conocer nuevos lugares y aprender de sus culturas, y sobre su funcionamiento social y político hasta el punto en el que ha podido crear un pensamiento propio sobre cómo debería funcionar una ciudad sin ningún signo de corrupción, que busque la prosperidad y bienestar de sus ciudadanos, ¿Cómo es posible que no aplique todo ese conocimiento para guiar a algún príncipe hacia la formación de una ciudad prospera?.

A partir de esta pregunta Hitlodeo le expone a Moro y a Gilles las razones por las cuales cree que aconsejar a un príncipe o a cualquier otro gobernante sería una pérdida de tiempo, ya que estos están plagados de pensamiento arcaicos que los hacen incapaces de visionar un modelo de ciudad diferente en la cual no habría cabida para sus intereses ni enriquecimiento personal, donde no podrían seguir viviendo a costa de la miseria y desgracia del pueblo que se supone, deben proteger “En efecto, vivir uno entre placeres y comodidades, mientras los demás sufren y se lamentan a su alrededor no es ser gerente de un reino, sino guardián de una cárcel” (Moro, 1516, p. 21). De esta forma, cualquier intento de convencer a estos gobernantes de escoger un camino en el que prime el bienestar del pueblo seria en vano, porque “¿De qué puede servir o como puede influir un lenguaje tan diferente en el ánimo de quienes están dominados y poseídos por tales prejuicios?” (Moro, 1516, p. 22).

Para ejemplificar lo anterior, Hitlodeo menciona la exageración de los castigos que se les daban a aquellos que robaban. Concluyendo que este acto solo es el producto de una sociedad corrupta que condena a la mayor parte de sus ciudadanos a la miseria y los arrincona a acudir al robo como la última oportunidad de supervivencia: “¿Qué otra cosa hacéis más que engendrar ladrones para después castigarlos?” (Moro, 1516, p. 6).

Para Hitlodeo la respuesta que solucionaría todos estos males se encuentra en una isla llamada Utopía, la cual pudo conocer a profundidad en uno de sus numerosos viajes. De esta forma, se expone cada aspecto cultural, social e ideológico de esta isla, de entre los cuales el que más destaca es la completa desaparición de la propiedad privada. En utopía todos trabajan para todos; cada cierto tiempo se envían personas a las zonas agrícolas para que trabajen la tierra y produzcan la comida necesaria para todos los habitantes de cada ciudad. Toda la organización de la isla está orientada hacia este objetivo: si nada le pertenece estrictamente a nadie, entonces no se despiertan sentimientos tales como la avaricia, el resentimiento, la competencia vil y la envidia que llevan a la decadencia de cualquier sociedad y que son característicos de cualquier régimen político actual. De esta forma, se enfatiza el respeto hacia el otro, buscando siempre el bienestar colectivo, y no el individual.

Como consecuencia muchas de las cosas que en la sociedad común serian objeto de alabanza y devoción, en Utopía resultan banales y un tanto ridículas ¿Qué valor tiene el dinero más allá del que le damos nosotros mismos? ¿Cuál es el sentido de tener incontables bienes que no son necesarios y que muchas veces podrían ayudar a los demás? Los utopianos son el claro ejemplo de que solucionar la corrupción social es sencillo “pero se opone tenazmente nuestra soberbia, bestia maligna y madre de todos nuestros males. Su felicidad se mide no por el propio bienestar, sino por las desgracias de los otros” (Moro, 1516, p. 75)

Contenidos

  •      El libro se encuentra dividido en tres partes fundamentales: en la primera se hace un análisis crítico a la situación política y social de Inglaterra, en la cual se podían ver reflejados los males de cualquier sociedad actual basada en la corrupción y en la soberbia de los hombres.

  •      Posteriormente, se narra a profundidad cada característica política y social que forma a la sociedad de Utopía que, según Hitlodeo, representa el único ejemplo de una Republica propiamente dicha.

  •      Finalmente se realiza con una recopilación y profundización de las problemáticas anteriormente tratadas, llegando a la conclusión de que el único obstáculo entre la corrupción y el ideal de una ciudad utópica es la soberbia y la avaricia del hombre

Metodología
La decadencia y corrupción de la sociedad inglesa sirven como un punto de partida para explicar todo lo que una ciudad no debe ser. De esta forma, Moro crea su propio modelo de sociedad perfecta, en la cual los hombres no trabajan para sí mismos sino para un bienestar colectivo.
Para lograr este objetivo, utiliza una narrativa en forma de dialogo (en gran parte influido por La Republica de Platón) por medio de la cual contrasta la sociedad corrupta y avariciosa en la que vivimos, con la sociedad utópica en la que todos deberíamos vivir. Adicional a esto, utiliza ejemplos (como las consecuencias que el pastoreo excesivo trae a los campesinos) que permiten evidenciar las consecuencias directas que tiene la soberbia de unos pocos hombres que viven a costa de la miseria y el sufrimiento del pueblo.
Conclusiones

  •     El hombre siempre ha estado sumergido en una sociedad corrupta, y la única forma de salir de ella es liberándose de su soberbia y del egoísmo que le impide ver la miseria y la destrucción que está dejando a su paso.

  •      La clave para alcanzar una sociedad utópica es eliminar todo lo referente a la propiedad privada, y enfatizando en el hecho de que todo pertenece a todos. Solo así el hombre se olvidará de sí mismo y pensará en función del bienestar de todos.

  •      Con el fin de mantener un orden social que funcione solo en beneficio de unos pocos, los gobernantes suelen hacer uso de mecanismos de represión, dejando al pueblo con la única opción de mantenerse en la miseria y mantener la esperanza de un mejor destino después de la muerte.
Fuentes / Referencias
Francisco Martínez Mesa. (2016). El País: 500 años de ‘Utopía’. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2016/05/06/opinion/1462557318_401772.html

Ficha RAE: La Ciudad de Dios- San Agustín

Información General
Título y subtitulo
La Ciudad de Dios
De civitate Dei contra paganos- La ciudad de     Dios contra los paganos
Tipo de documento
Libro
Acceso al documento
La Ciudad de Dios. (s.f). [e-book] libros clásicos. Recuperado de https://historicodigital.com/download/la-ciudad-de-dios.pdf
Autor(es)
San Agustín de Hipona
Ciudad
Cartago (ejemplares dirigidos a Firmo)
Año
426 d.C
Palabras Claves
Ciudad, Dios, hombre, colectividad, pecado, corrupcion, ley, bienes, disfrute, uso, egoísmo, soberbia, humildad, respeto, conflicto, poder, voluntad, libertad.
Categoría(s) con la que se relaciona
Causas de la caída del imperio romano, cristianismo, paganismo, ley divina


Resumen
“La ciudad de Dios” surge como una respuesta hacia aquellos que afirmaban que el principal responsable de la caída del imperio romano era el cristianismo. En este libro, San Agustín argumenta que la verdadera razón de la caída de roma fue la corrupción y el pecado de los hombres, quienes la condenaron a la destrucción en el momento en el que decidieron seguir a sus dioses inventados e ignorar al verdadero Dios: "quieren anteponer sus dioses los ciudadanos de
la Ciudad terrena, sin advertir que es Dios de los dioses" (Agustín de Hipona, 426, p. 309).

Teniendo en cuenta que los dioses inventados son solo un reflejo de la naturaleza pecaminosa de algunos hombres, se puede entender la razón de la existencia de muchos gobernantes tiranos, que solo buscan quebrantar la paz con tal de conseguir poder y bienes materiales que pretenden usar para su propio beneficio. Debido a esto, cualquier gobernante tiene el deber de utilizar el poder como una herramienta, y no como un fin, que le permita otorgarle bienestar al pueblo, y direccionarlo para que este logre conocer la ciudad de dios, una vez llegada la muerte.

Con base a lo anterior, San Agustín afirma que la principal tarea del hombre es convertir a la ciudad terrenal en una constante búsqueda de la ciudad eterna o ciudad de dios. Para cumplir con esta labor, los hombres deben hacer un correcto uso de la libertad y la voluntad que Dios les ha entregado, y la única forma de lograrlo es entendiendo la diferencia entre los bienes que solo son de uso, y los bienes divinos que existen para ser disfrutados.

Se afirma que el mayor error del hombre es confundir estos dos tipos de bienes y, de esta forma, creer encontrar la felicidad en bienes que solo deberían ser de uso (tales como el poder y el dinero) que resulta siendo una felicidad efímera y corrupta. Debido a esto, se puede inferir que la única forma en la que el hombre puede encontrar la felicidad eterna es orientando toda idea de poder político y de justicia dentro de la ciudad terrenal, en función de la ley divina.

En conclusión, se afirma que la ciudad de dios y la ciudad del hombre se encuentran en un eterno conflicto: entre aquellos que procuran seguir la ley de dios y los que ponen su fe en dioses inventados; entre los que usan el poder como una herramienta para alcanzar el bien común y quienes lo utilizan para alcanzar el propio; entre la paz y la guerra; entre lo divino y lo pecaminoso. Toda la existencia del hombre se resume en un intento de conciliar estos aspectos y entre más luche para alcanzar la ley divina, más posibilidades tiene de conocer la ciudad de Dios en toda su plenitud.

Contenidos
  •    El autor analiza el funcionamiento interno del imperio romano, argumentado que su naturaleza corrupta y pecaminosa fue la que la llevo hacia su caída como imperio
  •      Siendo Roma un claro ejemplo, se profundiza en el origen y en los aspectos generales que componen a la ciudad de los hombres y que causan su putrefacción y decaimiento.
  •      De esta forma, se realiza un contraste con la ciudad de Dios, que es el otro extremo de la ciudad del pecado en la que suelen vivir los hombres, y que tiene como pilares la búsqueda del bien colectivo y el respeto por la dignidad, todo esto en función de la ley de Dios


Metodología
Para contextualizar y profundizar la idea de La Ciudad de Dios y la Ciudad de los Hombres, se realiza un análisis filosófico, histórico y crítico sobre la estructura política del Imperio Romano y todos los factores que lo llevaron a su decaída. Adicional a esto, se utilizan relatos bíblicos tales como el pecado original y la historia de Israel, para explicar el origen y contraste entre la Ciudad de Dios y la Ciudad de los Hombres.
Conclusiones
  •      Los gobernantes siempre deben destinar su poder en beneficio del bien común, utilizándolo como una herramienta para lograrlo y no como un fin último que solo los beneficie a ellos mismos.
  • El hombre debe aprender a diferenciar entre los bienes que se disfrutan por sí mismos y aquellos que solo se utilizan. En evitar la confusión de estos, yace la clave para acercarse cada vez más a la ciudad de Dios.
  •      La ciudad de dios es aquella que trasciende, que se eleva por sobre todo lo terrenal, y que por su pureza debe ser el fin último de cualquier ciudad terrenal.

  •      La devoción incondicional hacia Dios y la búsqueda del bien colectivo, son los pilares principales de la Ciudad de Dios.

  •     La ciudad de los hombres (en la que priman los intereses egoístas y la fijación en cosas banales) y la ciudad de Dios (que se basa en la devoción incondicional hacia Dios y en la búsqueda de un bien colectivo) siempre estarán en una constante lucha que termina por definir el destino de todos los hombres.


Fuentes / Referencias
Francisco Montes de Oca. (s.f). libros clásicos: La Ciudad de Dios [Introducción]. Recuperado de https://historicodigital.com/download/la-ciudad-de-dios.pdf

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