Danton
La película Danton nos
permite evidenciar la contradicción y la crisis que se daba en el seno de una
revolución que se convirtió en tiranía. Esto tras el periodo del Terror que se
dio durante la Revolución Francesa luego de haber derrocado y ejecutado a los
que se suponía, eran los últimos reyes de Francia.
Los sucesos que narra la película fueron
el resultado final de la crisis gubernamental que surgió porque al pueblo, al
que le pertenecía la revolución, no se le permitía gobernar. Los comités que
verdaderamente dirigían el país estaban conformados por la que sería la clase
social dominante de la modernidad: la burguesía. Los comerciantes
pertenecientes a esta clase utilizaron el mayor logro del pueblo, y la mejor
oportunidad que este tuvo de gobernarse a sí mismo, como una catapulta; un
simple trampolín que les permitiría tomar el poder y ejercer una opresión más
fuerte e inteligente, en la que evitaban cometer los errores obvios de sus
antecesores.
De esta forma, utilizaban el temor del
pueblo de que la tiranía regresara, y lo alimentaban con paranoia, rápidos y
forzados juicios (de los cuales ya se conocía el veredicto mucho antes de que
empezaran) y constantes ejecuciones en la guillotina: “Ya no ven seres
humanos a su alrededor, solo ven a especuladores, a malvados, a traidores. En
nombre de los principios de la revolución han olvidado incluso a la propia
revolución. Han establecido una nueva dictadura aún más feroz que la anterior.
Por medio a la vuelta del tirano se han transformado en tiranos” (Wajda, 1982)
Danton fue uno de los pocos hombres que no
solo se dio cuenta de lo que el terror le estaba causando a su país, sino que
se atrevió a hablar y hacer algo en contra de la tiranía que estaba siendo
liderada por Robespierre. Este último, que había iniciado como uno de los
lideres más fuertes de la revolución, olvido por qué y sobre todo por quién
estaba luchando. Según los principios y derechos que él mismo había ayudado a
construir, su deber en el comité era representar al pueblo,
pero a lo largo de la película podemos evidenciar que Robespierre ni siquiera
conocía a su propia gente, no salía a hablar con ellos en las calles, no
entendía sus necesidades básicas ni todo lo que debían pasar para sobrevivir
bajo la dureza de su régimen. Un gobernante que no conoce a su propio pueblo está
destinado a ser un tirano: “¿En nombre de quién hablas? Quieres la
felicidad de los hombres y tu no lo eres” (Wajda, 1982)
Todo lo anterior hizo que la figura de
Robespierre perdiera el respeto y la legitimidad y se convirtiera en una burda
y enferma caricatura de sí misma. En su afán por acabar con lo que él
consideraba como los rebeldes que destruirían la nueva sociedad francesa,
comenzó a hacer caso omiso de las leyes, a obviar los pasos más importantes que
hacían que el gobierno fuera una democracia y, poco a poco, se transformó en el
monstruo que había jurado destruir: “Hablas como si fueras un rey que
se dirigiera a su gabinete” (Wajda, 1982)
Otro de los puntos clave de la película es
la traición de un pueblo al que la paranoia y el miedo lo había cegado. Al
principio podemos ver el gran apoyo con el que contaba Danton, el pueblo lo
consideraba como una parte de él y lo respetaban como a uno de los héroes más
leales a la revolución. Respecto a esto tenían razón, el verdadero problema fue
que lo olvidaron y permitieron que la única persona que realmente hablaba por
ellos fuera condenada a la guillotina. Después de una larga lucha por los
derechos y por derrocar a la tiranía, el pueblo se traicionó a sí mismo: “asesinan
la libertad ante sus ojos, y lo permiten” (Wajda, 1982)
Lo que realmente resalta de la película,
es la corrupción que hubo durante todo el proceso de la persecución y el
posterior juicio de Danton: el hecho de que los expulsaran y no les permitieran
hablarle al pueblo, que callaran al público como si su opinión no contara como
un voto definitivo y decisorio, que condenaran a un hombre y a sus compañeros
por defender los principios fundadores de la revolución, y que el pueblo
callara mientras lo hacían. “La revolución es como saturno que devora
sucesivamente a sus propios hijos” (Wajda, 1982)
- Referencias:
Pec-Slesicka, B. (productora)
Wajda, A (director). (1982). Danton [cinta cinematografica]. Francia: Les films
du losange
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