viernes, 21 de febrero de 2020

Análisis de la película: Danton

Danton

La película Danton nos permite evidenciar la contradicción y la crisis que se daba en el seno de una revolución que se convirtió en tiranía. Esto tras el periodo del Terror que se dio durante la Revolución Francesa luego de haber derrocado y ejecutado a los que se suponía, eran los últimos reyes de Francia.  

Los sucesos que narra la película fueron el resultado final de la crisis gubernamental que surgió porque al pueblo, al que le pertenecía la revolución, no se le permitía gobernar. Los comités que verdaderamente dirigían el país estaban conformados por la que sería la clase social dominante de la modernidad: la burguesía. Los comerciantes pertenecientes a esta clase utilizaron el mayor logro del pueblo, y la mejor oportunidad que este tuvo de gobernarse a sí mismo, como una catapulta; un simple trampolín que les permitiría tomar el poder y ejercer una opresión más fuerte e inteligente, en la que evitaban cometer los errores obvios de sus antecesores.

De esta forma, utilizaban el temor del pueblo de que la tiranía regresara, y lo alimentaban con paranoia, rápidos y forzados juicios (de los cuales ya se conocía el veredicto mucho antes de que empezaran) y constantes ejecuciones en la guillotina: “Ya no ven seres humanos a su alrededor, solo ven a especuladores, a malvados, a traidores. En nombre de los principios de la revolución han olvidado incluso a la propia revolución. Han establecido una nueva dictadura aún más feroz que la anterior. Por medio a la vuelta del tirano se han transformado en tiranos” (Wajda, 1982)

Danton fue uno de los pocos hombres que no solo se dio cuenta de lo que el terror le estaba causando a su país, sino que se atrevió a hablar y hacer algo en contra de la tiranía que estaba siendo liderada por Robespierre. Este último, que había iniciado como uno de los lideres más fuertes de la revolución, olvido por qué y sobre todo por quién estaba luchando. Según los principios y derechos que él mismo había ayudado a construir, su deber en el comité era representar al pueblo, pero a lo largo de la película podemos evidenciar que Robespierre ni siquiera conocía a su propia gente, no salía a hablar con ellos en las calles, no entendía sus necesidades básicas ni todo lo que debían pasar para sobrevivir bajo la dureza de su régimen. Un gobernante que no conoce a su propio pueblo está destinado a ser un tirano: “¿En nombre de quién hablas? Quieres la felicidad de los hombres y tu no lo eres” (Wajda, 1982)

Todo lo anterior hizo que la figura de Robespierre perdiera el respeto y la legitimidad y se convirtiera en una burda y enferma caricatura de sí misma. En su afán por acabar con lo que él consideraba como los rebeldes que destruirían la nueva sociedad francesa, comenzó a hacer caso omiso de las leyes, a obviar los pasos más importantes que hacían que el gobierno fuera una democracia y, poco a poco, se transformó en el monstruo que había jurado destruir: “Hablas como si fueras un rey que se dirigiera a su gabinete” (Wajda, 1982)

Otro de los puntos clave de la película es la traición de un pueblo al que la paranoia y el miedo lo había cegado. Al principio podemos ver el gran apoyo con el que contaba Danton, el pueblo lo consideraba como una parte de él y lo respetaban como a uno de los héroes más leales a la revolución. Respecto a esto tenían razón, el verdadero problema fue que lo olvidaron y permitieron que la única persona que realmente hablaba por ellos fuera condenada a la guillotina. Después de una larga lucha por los derechos y por derrocar a la tiranía, el pueblo se traicionó a sí mismo: “asesinan la libertad ante sus ojos, y lo permiten” (Wajda, 1982)

Lo que realmente resalta de la película, es la corrupción que hubo durante todo el proceso de la persecución y el posterior juicio de Danton: el hecho de que los expulsaran y no les permitieran hablarle al pueblo, que callaran al público como si su opinión no contara como un voto definitivo y decisorio, que condenaran a un hombre y a sus compañeros por defender los principios fundadores de la revolución, y que el pueblo callara mientras lo hacían. “La revolución es como saturno que devora sucesivamente a sus propios hijos” (Wajda, 1982)

  • Referencias:


Pec-Slesicka, B. (productora) Wajda, A (director). (1982). Danton [cinta cinematografica]. Francia: Les films du losange
















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