Séptima sesión: La
privatización de lo publico
Durante la séptima sesión
de problemas fundamentales de la política, se hizo una reflexión en torno a la
coyuntura actual de la universidad y se nos dieron herramientas para comprender
mejor el caso de corrupción en la Universidad Distrital y el fuerte impacto que
tiene para cada miembro de la comunidad universitaria.
Después de un ejercicio
en donde se realizó un análisis del presupuesto que el estado le otorga anualmente
a todas las universidades públicas, logramos evidenciar que este no es
suficiente para suplir todas las necesidades que afronta las instituciones, muchas
de las cuales deben ser ignoradas por priorizar otras en apariencia mas
urgentes. Pero ¿Cuál es el sentido de esta evidente desfinanciación? Y ¿Por qué
el estado la permite?, la respuesta la encontramos en el modelo neoliberal que
ahora rige gran parte del mundo y que fue implantado en Latinoamérica en la década
de 1960.
Para explicar lo anterior,
se puede tomar como referente a Boaventura Soussa Santos, quien en su libro La
caída del Angellus Novus, trata la problemática de la descentralización del
estado gracias al aumento del poderío de sector privado que, poco a poco,
empieza a insertarse en aspectos y en instituciones que inicialmente eran de carácter
público. La única razón por la que el estado no solo permite que esto pase,
sino que lo motiva, es porque puede lucrarse con el esparcimiento del sector
privado, cuando su deber y su prioridad debería ser proteger los recursos públicos.
Esta privatización de lo
publico se hace de una forma indirecta pero que no pasa desapercibida: El
estado, poco a poco, empieza a desfinanciar las instituciones públicas. Si evidencia
que estas, a pesar del bajo presupuesto logran seguir funcionando, reduce aún
mas los recursos hasta que las instituciones, en este caso las universidades públicas,
se ven obligadas a buscar los recursos que necesita para su funcionamiento en
el sector privado. De esta forma, las empresas, dueñas de este sector,
financian algunas investigaciones y proyectos universitarios solamente si responden
a las necesidades y el crecimiento del sector privado. Como consecuencia, se
crea una gran paradoja en la que la única forma en que la “educación pública”
puede subsistir y autofinanciarse es recurriendo al sector privado y poco a
poco siendo parte de este.
Todo este panorama
resulta preocupante, y da la impresión de que no hay nada que podamos hacer
para detener esta caída, pero si lo hay. La única forma de pararla es peleando
contra este cambio, y el primer paso para hacerlo es formándonos al respecto
para crear bases y argumentos sólidos en defensa de la educación pública. Es
necesario que manifestemos nuestro descontento, porque incluso si no triunfamos
en esta batalla, al menos sabremos que peleamos por ello y que llevamos la defensa
de la educación hasta la última instancia.
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