martes, 12 de noviembre de 2019

El Contrato Social


Luisa Cardozo- 20191260016
Andrea Preciado- 20191260041
El Contrato Social

Tesis: Transformación de la noción de contrato social desde Rousseau a Boaventura de Sousa Santos.
Es importante reconocer que el principio del que parte el contrato social es que todos los hombres funcionan como uno solo, y en este sentido, persiguen un mismo objetivo: la supervivencia y el bienestar común, dicho de este modo “como los hombres no pueden engendrar fuerzas nuevas, sino sólo unir y dirigir aquellas que existen, no han tenido para conservarse otro medio que formar por agregación una suma de fuerzas que pueda superar la resistencia, ponerlas en juego mediante un solo móvil y hacerlas obrar a coro”. De esta forma, el estado funciona y se articula como uno solo, y cualquier vestigio de contradicción solo es un síntoma de corrupción y búsqueda del bienestar personal por sobre el del pueblo. Por lo anterior, cuando se comienza a hablar del contrato social Rousseau pretende cambiar la idea del gobernante que no sirve al pueblo, tal como lo expresa en la siguiente cita “siempre habrá una gran diferencia entre someter a una multitud y regir una sociedad”.
El hombre, al ceder una parte de sus derechos para la conformación de la sociedad civil, comienza a regirse por una serie de leyes que son fundamentadas con el fin de garantizar la supervivencia y comportamiento de los ciudadanos, que se ven reflejadas en la adquisición de costumbres y principios que se interiorizan y conforman la base de la sociedad “El hombre que hasta ahora no había mirado más que a sí mismo, se ve forzado a obrar por otros principios, y a consultar su razón antes de escuchar sus inclinaciones”.

Con base en lo anterior, al  adquirir estos valores sociales, es importante que el estado no olvide el único fin de su existencia que es el bien común de todos sus habitantes, el cual debe ser representado por sus gobernantes, siendo estos voceros y no tiranos guiados por sus intereses individuales que instrumentalizan al pueblo para conseguirlos “si el pueblo promete simplemente obedecer, se disuelve mediante este acto, pierde su cualidad de pueblo; en el instante en que hay un amo, ya no hay soberano, y desde entonces el cuerpo político queda destruido”. Por otra parte, hay que tener en cuenta su premisa, importante a la hora de analizar las decisiones tomadas por un pueblo “cuanto más pequeño es un territorio más fácil es gobernarlo”, entendiendo así que cuanto más grande es la mayoría es más factible que se equivoque. 

En este sentido, el crecimiento monumental de las sociedades a ocasionado que se presenten los fenómenos de polarización y de desigualdad que están marcados con la pérdida de la noción del bien común, factor que incide en la modificación de la noción de lo que se denomina contrato social, citando a Boaventura de Sousa Santos “La crisis de la contractualización moderna se manifiesta en el predominio estructural de los procesos de exclusión sobre los de inclusión” refiriéndose a poblaciones y prácticas que no están contempladas dentro del contrato social y otras que lo están pero en el tránsito de estas modificaciones están siendo excluidas del mismo.  De esta forma bajo la predominancia del principio de exclusión se forman dos fenómenos: precontractualismo y poscontractualismo.

Estos dos fenómenos ocasionan que los mecanismos estructurales del contrato social sufran cambios radicales, permitiendo la aparición de lo que Soussa Santos llama el “fascismo social” que es no es más que el origen de la crisis de este. Un ejemplo de lo anterior es el gran impacto que tiene el sistema económico en la soberanía de un estado, ya que factores como la deuda externa imponen una serie de condiciones que limitan la autonomía del mismo, sumiéndolo en una condición extrema de pobreza y miseria.

Adicional a esto, para Boaventura el modelo de estado debe ser un constante equilibrio para regular el poder privado y el poder público, evitando así la actual descentralización del estado que le permite ignorar sus obligaciones con el pueblo y abrir el paso explotación y opresión que trae como consecuencia el poderío del sector privado, siendo este el resultado de la implantación del neoliberalismo como el modelo económico líder en el mundo. Lo ideal para que un estado funcionara de forma autónoma, soberana y centralizada es permitiendo el constante flujo de puntos de vista que permitan una construcción colectiva que represente a cada ciudadano y a cada sector (público y privado). En este sentido el estado funciona como un mediador, que regula todas estas perspectivas y las incluye dentro de su horizonte e ideales de funcionamiento.

En conclusión, el contrato social en ambas perspectivas actúa como un intermediario que permite el correcto funcionamiento de las relaciones entre el estado y el pueblo, siendo quien designa los deberes de cada una de las partes y sus respectivos derechos. Estos últimos se ven afectados en gran medida por la primacía que le otorga el estado al crecimiento económico por encima del bienestar social, siendo este el origen de la crisis del contrato social. La única forma de superar esta crisis (que por siglos ha sido la desencadenante de guerra, pobreza y miseria) es replanteando las prioridades del contrato social sin perder su centro: el bienestar y la equidad colectiva.

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